Esta semana, tras varias deliberaciones y dudas hasta el último momento, estuvimos pendientes hasta el último momento de la sesión del miércoles, para poder saber si efectivamente se iba a acordar o no la prórroga del estado de alarma decretado a raíz del RD 463/2020, de 14 de marzo.
Tras las habituales tiranteces a las que nos tiene ya muy acostumbrados la clase política, lo cierto es que de dicha prórroga o no, se iban a desencadenar consecuencias con notable repercusión.
Y es que lo cierto es que llegados al martes de esta semana, aún teníamos flecos que, no estando cerrados, iban a tener difícil solución, o por lo menos una solución muy forzada y poco adaptada a la realidad de las circunstancias.
Sirva a efectos ilustrativos la celebración de elecciones a nivel autonómico que dejamos abierta a la fecha de la declaración del estado de alarma, en Euzkadi y Galicia. Y en el mismo sentido, lógicamente, los efectos que tendría la “no prórroga” del estado de alarma en la vigencia de los ERTEs presentados, muchos de los cuales se empezarán a satisfacer a los trabajadores afectados este domingo 10 de Mayo.
La Comunicación de la Presidenta de la Comunidad Europea titulada “Hoja de ruta común europea para el levantamiento de las medidas de contención de la COVID-19”, considera necesarias las medidas extraordinarias adoptadas por los estados miembro, pero también entiende que estas medidas no pueden mantenerse indefinidamente, siendo necesario asimismo realizar una evaluación continua de su proporcionalidad a medida que evoluciona el conocimiento y desarrollo de la enfermedad.